EL OBJETO DEL DESEO

De los papeles que he interpretado en mi vida, convendrá ahora aprender muy bien el de mujer complaciente, mujer amante.
Parece fácil, me complaces y no nos detenemos en minucias, ni en las banalidades de eso que llaman amor; no tendrás que tomarme de la mano, ni hacer largos rituales para ir a lo que ambos queremos, no tendrás que preocuparte por mis angustias, ni me corresponde saber si una mujer es la dueña de tu corazón, solo seremos el instante, la cadencia, la fricción, el aliento, el grito, el éxtasis, la muerte dulce. Lo único que pido a cambio (por lo difícil de dejar las viejas costumbres) es que sea la única en ese momento y que estés dispuesto a complacerme hasta la saciedad, después, pues nada, cada uno vuelve a sus rutinas de hombre fiel y de mujer soñadora.
De futuros, no se, no preguntes por cosas a las que no podré responder con seguridad, de esas cosas inciertas como todas las venideras, por ahora soy solo dueña del presente y lo unico que pretendo es ser la dueña de mi placer.

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