Si vas a estar todo el día en mi cabeza, ¡vístete!
Cualquier rose de tu piel me
estremece hasta la humedad, la mayor parte del tiempo estoy en una lucha interna entre mi yo sensato y mi instinto animal,
mientras tanto mi mente desvanece al
resto del mundo para escaparse de mi
cuerpo e ir al encuentro con el tuyo,
para lamerte con detalle y sin reparo, mientras el cuerpo real, inmóvil, late a mil por hora para contenerse.
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