Por que la realidad supera la ficción, y el mundo rosa esta apartadísimo de esta.
Por que hoy no reconozco al hombre tras el teléfono, aquel que siempre estuvo tras la línea pero que por esa tendencia femenina de ser salvadoras de hombres nunca vemos, el perfecto extraño que siempre fuiste hasta ahora se revela claramente frente a mi, ante mi incredibilidad y con un asombro del que quisiera despertarme de golpe como quien lo hace de un mal sueño interminable, absolutamente agobiante y doloroso, doloroso por el tiempo perdido, por esa ciega fe en los milagros del amor, por el desgaste de los buenos sentimientos. Ese tu verdadero tu, el que niegas y escondes tras una cantidad interminable de palabras dulces robadas de otros, por eso a lo que denomino el síndrome R.A de esconder tras palabras hermosas su fuerte tendencia a atentar contra la mujer que se dice amar, ese síndrome de los que suplen su virilidad con maltratos de toda índole hacia sus parejas.
No es fácil despertar del horror, no es fácil el reproche por habernos permitido ser tan permisibles, por que no es fácil reconstruir el corazón y aun es mas difícil recoger el alma hecha pedazos del piso, duele admitir que las mujeres etéreas también sucumbimos a las atrocidades del mundo real.
No merece si no repudio aquel que goza con un gran morbo de las lágrimas de la mujer que “ama”.
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